Pues sí, ya era tiempo, en varias ocasiones me había ido a vivir a otros lugares por temporadas, pero con la finalidad de aprender, de conocer nuevos lugares, nuevas personas, de tener nueve experiencias, y luego volvía a mi natal Guadalajara, en México.

Pero esta vez ya no pude más, aunque la ciudad sea tan bonita, tan grande y de alguna forma tan evolucionada, tan solo el ir y venir de la oficina me llevaba hasta cuatro horas al día, a eso súmale los tiempos de espera del elevador, abrir una puerta, otra puerta y otra puerta, no, no no, ya era demasiado, medio día se me iba en nada, y no era justo que por eso no podía desarrollar el talento al máximo, realmente terminaba muy cansado cada día y luego al siguiente volver a repetir lo mismo, se me iba la vida.

Así que decidí cerrar las oficinas para siempre, junto con mis colaboradores y socios trabajamos a distancia, ya ni reuniones online, un mensaje de WhatsApp, una llamada, un email y listo, ahora mi oficina es el mundo, de alguna forma me volví un nómada digital, y aunque no vivo taaaaan lejos de la ciudad me ha cambiado la vida, sigo despertando a la misma hora, las 6am, pero sin tensión, sin estrés, sin la presión de correr de un lado a otro pensando en ¿ que va a suceder ahora? un choque, un accidente, una explosión.

Decidí montar mi casa – estudio – taller a 1hr de distancia y me siento muy bien, de aquí puedo partir con mayor facilidad a donde sea necesario, por las mañanas después del yoga y un café disfruto ir al mercado a comprar frutas y verduras frescas del día, pescado fresco, productos lácteos, quizás un jugo o algún entremés y un rato de plática con los mercaderes que siempre están sonrientes y cantando.

Las grandes ciudades actuales se caracterizan principalmente por sus grandes y disque lujosos complejos en los que aparentemente hay todo, edificios de treinta, cuarenta, cincuenta o mas niveles con sótanos y sótanos y más sótanos para guardar los automóviles que al día siguiente invadirán las calles y serán parte del caos cotidiano.

Aprendí después de la pandemia que no hay porque o para que quedarse ahí donde todos están, el mundo es muy grande y hay lugares que tienen mucha vida, y hay mucho por hacer, es cosa de sacarse las costumbres y escribir un nuevo guión en el que uno mismo como protagonista decide cuales son las prioridades, en mi caso la libertad, no ser exclavo de un sistema que se repite día con día, si no disfrutar y aprovechar las vistas hacia el horizonte para desarrollar las ideas, para crear, para imaginar y realizar nuevas propuestas que inviten a mis clientes a experimentar nuevas emociones, a desarrollar su sensibilidad y a descubrir que afuera está la verdadera vida.