Date Archives April 2022

Dejé de competir

Desde los primeros años de vida y en todos los tiempos nos enseñan a competir, ya sea en los deportes, en materias escolares o en la vida. Competir por competir, sin ninguna razón más que por ganar un trofeo o una experiencia que les levanta el ánimo y les sube la dopamina a los demás sin pensar siquiera en si el que compite realmente lo está haciendo por convicción propia.

Desde los primeros años de vida y en todos los tiempos nos enseñan a competir, ya sea en los deportes, en materias escolares o en la vida. Competir por competir, sin ninguna razón más que por ganar un trofeo o una experiencia que les levanta el ánimo y les sube la dopamina a los demás sin pensar siquiera en si el que compite realmente lo está haciendo por convicción propia. Pues si, desde hace unos meses que lo venía meditando y ahora me he alejado de todo tipo de competición, pero principalmente en mis áreas que son las artes y la arquitectura, ya no me interesa que mi ego esté hasta arriba ni tener dosis gigantescas de emoción para hacerme creer a mi mismo que soy mejor que otros, nadie es mejor ni peor, cada quien es los que es por las experiencias acumuladas durante su vida, por los talentos desarrollados, por lo que uno mismo decide ser y hacer con su tiempo y sus conocimientos.

Por muchos años participé en concursos de diseño, de arte, de arquitectura, de escultura, de literatura, de moda, creyendo que si no ganaba o no quedaba entre los tres primeros lugares entonces era un artista sin valor, en ocasiones me sentía un fracaso total aún viendo que las obras y proyectos ganadores eran un fiasco total.

Afortunadamente con la experiencia y mientras más corre la vida algunos nos damos cuenta de esta farsa social de la que casi todos somos presa. Así que adiós a competir de todo tipo, como todos, soy un ser libre dotado de inteligencia y talentos que no me hacen diferente a los demás, y no por un premio, una mención o miles de seguidores en redes sociales voy a ser más que el otro, en mi planeta todos somos iguales, somos espíritus viviendo una experiencia física y mientras más libertad experimentemos más pronto conoceremos la verdadera sabiduría, esa que nos lleva a ser humildes, a saber compartir, a amar sin límites, pero sobre todo a ser yo mismo, auténtico e ilógico, quizás ya no seré lo que la mayoría esperan de mi, pero ahora quiero conocer la verdadera magia de vivir.

Arquitectura y Home Office

Desde la llegada de la internet a finales de los 90s todos redujimos en un mínimo porcentaje nuestras visitas a la oficina, pero después de dos años de pandemia que ya no sé si cuentan o no en el calendario, muchos redujimos la oficina al tamaño de una laptop, una tablet o un teléfono móvil. En mi caso, bye bye oficinas, mi lugar de desempeño es muy sencillo, se llama donde sea, donde me agarre la noche, donde me sienta feliz, con quien me sienta cómodo y en contacto a distancia con los clientes, coolabordores, empleados y proveedores.

Por supuesto que en casa hay un espacio adaptado por aquello de alguna emergencia pero no porque sea realmente una necesidad pues como arquitecto, artista y diseñador, con una tablet, un cuaderno, un lápiz y un móvil es más que suficiente. Y creo que el caso de la mayoría de los arquitectos de todo el mundo aplica muy bien esta forma maravillosa de crear a distancia, en cierta forma es telepatía, estamos desarrollando talentos ocultos que quizá nuestros antepasados egipcios, fenicios, mayas, griegos o romanos ya conocían y nosotros vamos apenas descubriéndolos.

Ahora que lo pienso no es extraño que aquellas ciudades enormes, aquellos monólitos y aquellos palacios sorprendentes hayan sido proyectados, calculados y construidos por arquitectos a distancia, ahora se sorprenden de ver símbolos mayas en Egipto y viceversa, a decir verdad creo que sus tecnologías eran aún mejores y más poderosas que las nuestras actuales. En fin.

Sea como sea el quehacer del arquitecto sigue siendo crear espacios dignos para quienes los habiten y si la nueva forma es de extremo a extremo del planeta que genial, que maravilla poder estar aquí y allá a la vez.

Ahora resulta que los arquitectos tenemos el don de la bilocación. Vivamos la experiencia mientras dure y hasta donde nos alcance.

¡ Qué viva la arquitectura !

Tu casa es tu biografía

Podemos darnos cuenta de cómo es una persona o una familia por su casa, por la decoración,
la ambientación, cada espacio y el uso que se les da. Casa casa tiene una personalidad propia
y esta le fue impuesta por sus habitantes, por supuesto qué hay todo tipo de casas, desde la
más sencilla y minimal hasta la más recargada pasando por las surrealistas y no pueden faltar
las eco-friendly o biofílicas como ahora se les dice. En lo personal me gustan los espacios
sencillos, amplios y elegantes con detalles sofisticados y únicos de esos que no se encuentran
en cualquier parte, un poco tirándole al surrealismo pero sin caer en el exceso.

En los últimos años ha habido una explosión de estilos y diseños que luego se han convertido
en tendencia y la mayoría de quienes adquieren una nueva vivienda o contratan a un arquitecto
y/o diseñador terminan pidiéndoles que les hagan la casa como la de la revista, o como la de
su amiga o como las que han visto que están en boga; al principio todos felices pero con el
paso del tiempo se van dando cuenta de que ni el estilo ni la personalidad de la vivienda tiene
que ver con su personalidad o estilo de vida, mucho menos con los requerimientos que
deberían cubrir sus necesidades y finalmente acaban por vender la propiedad o por
aguantarse y seguir ahí por años, lo cual les lleva a cambios de ánimo, de carácter y en
ocasiones hasta a enfermarse.

Un consejo es que si vas a adquirir o a construir una vivienda, no sigas la moda, elige a tu
arquitecto por quien es y por el estilo que El mismo ha creado en cuanto a su experiencia, de
eso se trata la arquitectura, de adaptar el espacio a tus necesidades y que de acuerdo a tus
experiencias de vida el estilo surja por sí mismo basándose en la creación del arquitecto.
Vive tu casa, disfrútala, ámala, es la biografía de tu vida

ME FUI DE LA CIUDAD

Pues sí, ya era tiempo, en varias ocasiones me había ido a vivir a otros lugares por temporadas, pero con la finalidad de aprender, de conocer nuevos lugares, nuevas personas, de tener nueve experiencias, y luego volvía a mi natal Guadalajara, en México.

Pero esta vez ya no pude más, aunque la ciudad sea tan bonita, tan grande y de alguna forma tan evolucionada, tan solo el ir y venir de la oficina me llevaba hasta cuatro horas al día, a eso súmale los tiempos de espera del elevador, abrir una puerta, otra puerta y otra puerta, no, no no, ya era demasiado, medio día se me iba en nada, y no era justo que por eso no podía desarrollar el talento al máximo, realmente terminaba muy cansado cada día y luego al siguiente volver a repetir lo mismo, se me iba la vida.

Así que decidí cerrar las oficinas para siempre, junto con mis colaboradores y socios trabajamos a distancia, ya ni reuniones online, un mensaje de WhatsApp, una llamada, un email y listo, ahora mi oficina es el mundo, de alguna forma me volví un nómada digital, y aunque no vivo taaaaan lejos de la ciudad me ha cambiado la vida, sigo despertando a la misma hora, las 6am, pero sin tensión, sin estrés, sin la presión de correr de un lado a otro pensando en ¿ que va a suceder ahora? un choque, un accidente, una explosión.

Decidí montar mi casa – estudio – taller a 1hr de distancia y me siento muy bien, de aquí puedo partir con mayor facilidad a donde sea necesario, por las mañanas después del yoga y un café disfruto ir al mercado a comprar frutas y verduras frescas del día, pescado fresco, productos lácteos, quizás un jugo o algún entremés y un rato de plática con los mercaderes que siempre están sonrientes y cantando.

Las grandes ciudades actuales se caracterizan principalmente por sus grandes y disque lujosos complejos en los que aparentemente hay todo, edificios de treinta, cuarenta, cincuenta o mas niveles con sótanos y sótanos y más sótanos para guardar los automóviles que al día siguiente invadirán las calles y serán parte del caos cotidiano.

Aprendí después de la pandemia que no hay porque o para que quedarse ahí donde todos están, el mundo es muy grande y hay lugares que tienen mucha vida, y hay mucho por hacer, es cosa de sacarse las costumbres y escribir un nuevo guión en el que uno mismo como protagonista decide cuales son las prioridades, en mi caso la libertad, no ser exclavo de un sistema que se repite día con día, si no disfrutar y aprovechar las vistas hacia el horizonte para desarrollar las ideas, para crear, para imaginar y realizar nuevas propuestas que inviten a mis clientes a experimentar nuevas emociones, a desarrollar su sensibilidad y a descubrir que afuera está la verdadera vida.